Miles de señales nos llegan a diario mostrándonos el camino que debemos seguir, y la mayoría de ellas las seguimos. Sin darnos cuenta tomamos decisiones en cadena, de acuerdo a los sucesos que se desarrollan, y a veces ciertos presentimientos o situaciones que parecen aleatorias hacen que se coja un camino, en vez del otro. Nos enfrentamos a constantes yes pero siempre hay algo o alguien que hace que por alguna razón tomemos una de las opciones.
A veces ignoramos las señales que están ahí, expuestas, y tomamos decisiones en contra de la corriente, andando en continuos laberintos sin salida, ignorando las situaciones reales, y los acontecimientos que queriendo o no, tenemos que afrontar.
Y es que creo que yo soy una experta para ignorar las señales, y por lo general aunque sé que ahí están, hago todo lo posible para no verlas, y así justificar lo que hago, aunque sé que no es lo que debe ser.
Pero bueno, llega el momento en el que te quedas atascado, y ya no importa si sigues o no las señales, porque te das cuenta que estas en contra de una pared y no puedes avanzar más. Y es que es ahí cuando se toma conciencia de todas las alertas que hubo, de los pequeños detalles que decían por dónde debías ir y hacía dónde las situaciones te estaban llevando.
Y no es que alguien supremo haya trazado un camino, y las señales que sigues sean las que lo demarcan, es que simplemente a medida que se toman decisiones se generan unas consecuencias, y cómo nada se da aleatoria e individualmente, son esas consecuencias las que demarcan el camino.
Hay que sumar, que no estamos solos, y por lo general las señales que seguimos se dan en relación con los otros, por lo que muchas veces ignoramos señales que los otros nos mandan, respecto a sus decisiones y cómo estas afectan nuestra ruta, y es que muchas veces olvidamos, que lo que hacemos no solo nos afecta a nosotros sino a toda nuestra red.
En el fondo me da rabia que yo sabía que señales me estaban llegando, desde hace mucho las estaba sintiendo, pero no las quería ver, y hoy que duele darse cuenta de la verdad me pregunto qué hubiera pasado si las hubiera seguido y hubiera parado esto antes de que causara tanto dolor. Pero bueno ya no se puede volver atrás, ojala quede de enseñanza la valentía y el coraje que se debe de tener para seguir señales y tomar decisiones en el momento adecuado, que aunque causen mucho dolor y miedos, pueden prevenir que los sentimientos caigan como una bola de nieve de una alta colina, agrandándose y causando un gran impacto en el momento del choque.
A veces ignoramos las señales que están ahí, expuestas, y tomamos decisiones en contra de la corriente, andando en continuos laberintos sin salida, ignorando las situaciones reales, y los acontecimientos que queriendo o no, tenemos que afrontar.
Y es que creo que yo soy una experta para ignorar las señales, y por lo general aunque sé que ahí están, hago todo lo posible para no verlas, y así justificar lo que hago, aunque sé que no es lo que debe ser.
Pero bueno, llega el momento en el que te quedas atascado, y ya no importa si sigues o no las señales, porque te das cuenta que estas en contra de una pared y no puedes avanzar más. Y es que es ahí cuando se toma conciencia de todas las alertas que hubo, de los pequeños detalles que decían por dónde debías ir y hacía dónde las situaciones te estaban llevando.
Y no es que alguien supremo haya trazado un camino, y las señales que sigues sean las que lo demarcan, es que simplemente a medida que se toman decisiones se generan unas consecuencias, y cómo nada se da aleatoria e individualmente, son esas consecuencias las que demarcan el camino.
Hay que sumar, que no estamos solos, y por lo general las señales que seguimos se dan en relación con los otros, por lo que muchas veces ignoramos señales que los otros nos mandan, respecto a sus decisiones y cómo estas afectan nuestra ruta, y es que muchas veces olvidamos, que lo que hacemos no solo nos afecta a nosotros sino a toda nuestra red.
En el fondo me da rabia que yo sabía que señales me estaban llegando, desde hace mucho las estaba sintiendo, pero no las quería ver, y hoy que duele darse cuenta de la verdad me pregunto qué hubiera pasado si las hubiera seguido y hubiera parado esto antes de que causara tanto dolor. Pero bueno ya no se puede volver atrás, ojala quede de enseñanza la valentía y el coraje que se debe de tener para seguir señales y tomar decisiones en el momento adecuado, que aunque causen mucho dolor y miedos, pueden prevenir que los sentimientos caigan como una bola de nieve de una alta colina, agrandándose y causando un gran impacto en el momento del choque.