No sabía, no le gustaba, nunca lo había oído, era mío, solo mío. Era el sabor de mi vida, lo que me movía y el que me hacía salirme de mí para entrar en lo desconocido, para llegar al trance y no fijarme en los otros.
Pero no podía ser solo mío, para que realmente lo sintiera se necesitaban dos, dos que lo sintieran igual y que lo disfrutaran igual.
Eso era un problema, no solo de él, de muchos, no entendían lo que hacían, no lo disfrutaban, y disfrutándolo es como gusta, si se hace porque toca, simplemente es mejor no volverlo a hacer.
Su son, su ritmo, sus letras, su historia solo logran convencer a aquellos que saben que se esta escuchando, a aquellos que no se aburren de oírlo aunque no puedan bailarlo.
De repente todo cambio, aunque ya le había insistido antes que bailara conmigo – y al él no le entusiasmaba la idea- después de unas vacaciones el quería sentir igual a mi, quería disfrutar de ese ritmo, y lo quería hacer conmigo.
Yo iba a ser la encargada de hacerlo sentir, porque no es cuestión de enseñar, para moverte y seguir sus pasos, el ritmo tiene que ir antes, hasta lo más profundo de ti. Sin darse cuenta bailar se vuelve intuitivo, es parte del goce, no se es conciente de lo que se hace, no sabes como se hacen los pasos, solo los sientes, y de esa manera salen.
Fuimos la pareja estelar, no se si para los otros pero para nosotros sí, logramos llegar al punto de entendernos, ya no era solo mío, ahora sí era de los dos, yo ya no era la que enseñaba y él el que aprendía, de hecho él empezó a enseñarme a mi, así era esto, mutuo, no podía ser de otra forma, bailaban dos, aprendían dos, lo disfrutaban dos.
Pero dejamos de ser dos, no podía dejar de ser mío, pero no quería que fuera de él. Solo pensar que lo puede compartir de nuevo y disfrutar de nuevo me atormenta… ¿será que por lo menos cuando lo oye, o cuando se mueve se acuerda de mí? Yo no he podido dejar, que deje de ser de los dos, pero tiene que volver a ser solo mió, sin importar que pase con él.
3 comentarios:
Ahora como que voy entendiendo mejor ...
LoveU cat!
Vea pues, mi modelo preferida también está por esto lares. Sin buscarte te encontré. Actualización entonces de la invitación fallida.
Es difícil arrancar a mostrar lo que se escribe, se convierte en un vicio después, y luego se bota porque el Niño Dios trajo nuevos juguetes o el niño entro al colegio grande. Yo estoy en la última etapa. Pero te invito igual a que mires mi blog.
Y este escrito, demasiado simpático, mucho sentimiento, pero sobre todo, mucho corazón. Andrés Caicedo es un monstruo, lástima que sea el ídolo de la muerte.
Saludiños
Dios me diante, Dios quiera, y la Providencia también, el encuentro sea en vivo. Esto del virtualoide atonta de a ratos... ratos largos.
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