lunes, 3 de enero de 2011

De cómo las cosas cambian en un día –o de un año para otro.


Estaba estancada ahí, no había podido moverme aunque miles de veces quise- y otras no. Estaba en un “solo sé que nada sé” que  era cómodo. No decidía, pasaban cosas que ni quitaban ni ponían.
Tenía miedo de empezar el año en esa tónica, pero parecía que todo me llevaba hacía allá. Estaba resignada a que no podía olvidarlo, pero tampoco conquistarlo. Solo se pintaba un cielo nublado y confuso para iniciar el año.
Pero las cosas pueden cambiar en una noche, o mejor dicho pueden cambiar de un año para otro. No ha pasado nada y no sé si pase, pero algo cambio, la veleta se mueve hacía otro lado,  los vientos empiezan a cambiar y el cielo se despeja.
Sentí, volví  sentir. De nuevo esas mariposas volvieron a aletear sus alas y eso indica que este año empieza a cumplir los deseos que le mande a las estrellas.
Sisga 1-1-11

2 comentarios:

Kamila dijo...

Sabes? A mi me pasó justamente eso ... Y yo decidí titularlo, bocanada de aire fresco ... Porque justamente es eso, es como si te dejaran volver a respirar en paz, ¿no?.
Besos.

Katiupska dijo...

Si lo lei... en Noviembre. Que bueno que pase aveces... así no dure.

Escribir para salvarme a mi misma.