lunes, 21 de marzo de 2011

miércoles, 16 de marzo de 2011

Bailar así esté sola en la pista.

A veces es difícil sonreírle a la vida. No todos los días nos levantamos con esa sensación -que sólo nosotros conocemos-en la que nos damos cuenta que un día de lluvia puede traer cosas buenas.
Desde que abrimos los ojos, las cosas están mal; hace mucho frío, el calentador no prende, la falda que se quería utilizar está en la lavandería, se hace tarde para ir a trabajar, el bus está muy lleno, hay trancón.... así podría enumerar todo lo malo que puede pasar. Nada de lo que sucede es positivo y el día a día se convierte en una suma de eventos grises que hacen que la vida se viva sin color.
Por estar tristes (o deprimidos sin irnos hasta el diagnóstico psiquiátrico) empezamos a vivir en una quejadera y con un desgano que hace imposible que cualquier impulso interno de sentirnos bien se haga realidad. Nos sentimos mal con nosotros y con otros, y aquellos que nos rodean solo ven una sombra de lo que somos. Somos tan difusos y confusos que ni saben como acercarse. Claro como todo es circular esto hace que sintamos que nos quedamos solos, incomprendidos y por tanto nos alejemos más.
Así empezó mi 2011, al mirar Enero y Febrero veo una madeja de lana enredada y de color oscuro. No se qué pasaba no hay una razón única para sentir que todo iba mal y que no me quería levantar de la cama. Pero Marzo se siente distinto. Y a eso voy.

De repente, empecé a sentir que levantarme tenía sentido. No se por qué pasa que al contrario que cuando ves todo negro, si uno se da cuenta que hay algo bueno, resulta que a pesar de lo malo SIEMPRE hay cosas por resaltar. Es entonces cuando me doy cuenta –sobre todo voy reafirmando- que solo de uno depende con qué lentes se va a vivir la vida.
El frío se convierte en la excusa para usar el abrigo que se compró en Londres, el trancón en un momento para pensar y caminar bajo la lluvia es la excusa perfecta para volver a saltar charcos. Resulta que la gente te vuelve a mirar y te acuerdas de las personas que hace mucho no contactabas y que al llamar te hablan con sonrisas. Se vuelve a soñar en las noches y muchas ideas nuevas y creativas llenan la cabeza. En marzo la gente me parece más querida, he visto más personas preocupadas por la cultura ciudadana, he descubierto nueva música y visto muchas películas.

No podría decir que no van a haber más momentos oscuros, esos llegan cada tanto y hoy veo que también traen cosas buenas. Pero si sólo de mí dependiera, preferiría seguir viendo la vida de colores, sin encontrar problemas en todo lo que me sucede, encontrando soluciones. No quiero caer en el negativismo que a veces me rodea, no quiero pelear y estresarme por las pequeñas cotidianidades. Quiero sonreír al oír una canción, llorar de la emoción por un reencuentro, jugar como si todavía fuera una niña, bailar así esté sola en la pista.

jueves, 3 de marzo de 2011

Ella

En una tarde de lluvia, mientras los últimos rayos del sol chocaban sobre los ladrillos anaranjados, una mezcla de olores y colores hacían que fuera una tarde única. No le importaba mojarse, caminaba con la certeza de que empezaba algo nuevo. Un ciclo comenzaba y ella estaba preparada para vivir cada día como si fuera el único, quería disfrutar con lo mucho o lo poco que le trajera el día a día. Tras una etapa en arenas movedizas, en la cual no sabia hacia donde dirigirse, el cielo empezaba a aclarar; ahora tenía la sensación de que todo iba a salir bien.

Salir de la universidad, empezar formalmente la vida de adulto, no le habían dado duro en el momento del cambio. Fue al cambiar de década, de edad que de repente todo pareció desmoronarse, Sintió que estaba en un túnel largo del que era difícil salir. No sabia si era seguro seguir por ese camino, tenía miedo pues sabia que al salir las cosas iban a cambiar y no creía estar preparada para el cambio.

En esa tarde de lluvia, sentía que sus miedos caían con el agua que goteaba desde su pelo. Aunque no tenía ninguna certeza y no había muchas cosas claras, la invadían miles de colores que la llenaban de felicidad. Ella estaba preparada para afrontar lo que llegara y dejar atrás miles de fantasmas que la atormentaban para continuar con ella y con su sombra.

Escribir para salvarme a mi misma.