Me describo a mi misma como una niña buena. Crecí jugando a la mamá y al papá, leyendo cuentos de hadas y viendo películas románticas (cosa que todavía me encanta). Podríamos decir que me creí princesa, y por lo tanto un príncipe azul, iba a llegar en un caballo blanco, buscando mi amor.
Aunque muchas ideas nuevas se han sumado a mi construcción de mujer, todavía hay algo de princesa en mí, y debo aceptar que esta imagen femenina tiene un gran componente de la típica mujer de casa, que cuida a sus hijos y a su esposo. He de aceptar, que si me preguntan, con toda la convicción del mundo y realmente creyéndolo, me describiría como una persona liberal y “open mind”, pero eso no necesariamente significa que pueda negar que en mi hay algo de esa niña que jugó a ser la mamá.
Sinceramente, no entiendo por qué se debe ser o la feminista que odia a los hombres, o la sumisa que se rinde a sus pies. Me aburrí de las polaridades, de actuar con la razón o con el corazón, de ser una mojigata o una zorra, de ver las cosas como buenas o malas, de escoger el blanco o el negro, ¿por qué no ser todo a la vez, sin pretender encontrar solo una postura?
Pero es que en este punto entra una duda que se genera, especialmente, de que NO comprendo a los hombres, y no es que busque entenderlos y saber como “funcionan”, pero si me daría un alivio tener un poco de certezas, por lo menos para saber hasta dónde arriesgarme, y no lanzarme al vacio sin saber cómo voy a caer.
¿Tienen los hombre (y he de admitir que odio generalizar) un gusto común por un tipo de mujeres?
El tema de construcción de género, y pareja es de mi interés (académico), por lo que he leído algunas cosas al respecto. Todo tipo de explicaciones y teorías se encuentran al buscar lo que quieren las mujeres y que desean los hombres, desde la sabiduría popular, hasta estudios científicos con miles de certificados, tratan de dar respuesta a mi pregunta, pero he de admitir que poco o nada me han servido sus tratados.
En la vida real, vuelvo me doy cuenta que las teorías dan una explicación parcializada, y sigas las estrategias que sigas, siempre hay algo que no encaja, lo triste es que esto me lleva a estrellarme con el piso, sin tener tiempo de abrir el paracaídas.
En el fondo, y tras tantas vueltas, NO sé cómo abrir el paracaídas a tiempo, siendo una princesa cabrona, creo en los detalles, en expresar lo que siento, en la comunicación limpia y sincera, en la confianza, en consentir al otro; creo en hacerme la difícil, en pensar en mi, y en mi bienestar, en hacer mis planes, en darle libertad al otro, en confiar en él, en tener espacios de soledad, en la seducción y el misterio. Creo que voy encontrar un hombre que se derrita por mí… pero esto no sería completo si yo no me derrito por él.
No quiero volver a caer, pero sé que no arriesgarme, es perder de inmediato. Así que queda la esperanza, de poder abrir el paracaídas, y en el camino encontrar otros que vivan en los grises, y que busquen a alguien difuso y confuso, que probablemente no sepa lo que quiere, pero que sabe que le gustaría construir de lo incierto, con sorpresas y misterios, escribiendo su propio cuento de hadas.