A veces es difícil sonreírle a la vida. No todos los días nos levantamos con esa sensación -que sólo nosotros conocemos-en la que nos damos cuenta que un día de lluvia puede traer cosas buenas.
Desde que abrimos los ojos, las cosas están mal; hace mucho frío, el calentador no prende, la falda que se quería utilizar está en la lavandería, se hace tarde para ir a trabajar, el bus está muy lleno, hay trancón.... así podría enumerar todo lo malo que puede pasar. Nada de lo que sucede es positivo y el día a día se convierte en una suma de eventos grises que hacen que la vida se viva sin color.
Por estar tristes (o deprimidos sin irnos hasta el diagnóstico psiquiátrico) empezamos a vivir en una quejadera y con un desgano que hace imposible que cualquier impulso interno de sentirnos bien se haga realidad. Nos sentimos mal con nosotros y con otros, y aquellos que nos rodean solo ven una sombra de lo que somos. Somos tan difusos y confusos que ni saben como acercarse. Claro como todo es circular esto hace que sintamos que nos quedamos solos, incomprendidos y por tanto nos alejemos más.
Así empezó mi 2011, al mirar Enero y Febrero veo una madeja de lana enredada y de color oscuro. No se qué pasaba no hay una razón única para sentir que todo iba mal y que no me quería levantar de la cama. Pero Marzo se siente distinto. Y a eso voy.
De repente, empecé a sentir que levantarme tenía sentido. No se por qué pasa que al contrario que cuando ves todo negro, si uno se da cuenta que hay algo bueno, resulta que a pesar de lo malo SIEMPRE hay cosas por resaltar. Es entonces cuando me doy cuenta –sobre todo voy reafirmando- que solo de uno depende con qué lentes se va a vivir la vida.
El frío se convierte en la excusa para usar el abrigo que se compró en Londres, el trancón en un momento para pensar y caminar bajo la lluvia es la excusa perfecta para volver a saltar charcos. Resulta que la gente te vuelve a mirar y te acuerdas de las personas que hace mucho no contactabas y que al llamar te hablan con sonrisas. Se vuelve a soñar en las noches y muchas ideas nuevas y creativas llenan la cabeza. En marzo la gente me parece más querida, he visto más personas preocupadas por la cultura ciudadana, he descubierto nueva música y visto muchas películas.
No podría decir que no van a haber más momentos oscuros, esos llegan cada tanto y hoy veo que también traen cosas buenas. Pero si sólo de mí dependiera, preferiría seguir viendo la vida de colores, sin encontrar problemas en todo lo que me sucede, encontrando soluciones. No quiero caer en el negativismo que a veces me rodea, no quiero pelear y estresarme por las pequeñas cotidianidades. Quiero sonreír al oír una canción, llorar de la emoción por un reencuentro, jugar como si todavía fuera una niña, bailar así esté sola en la pista.
1 comentario:
Me encanta este escrito titi!!!! Es perfecto!
Y tu le das colores a la vida de la gente!!!
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