martes, 24 de mayo de 2011

Era una mujer relajada, fresca, que vivía el momento como iba llegando. No le tenía miedo a lo que iba a pasar. Vivía, dejaba vivir y las cosas pasaban sin llamarlas haciéndola reír o llorar pero sin rayes, sin días enteros de enredos en la cabeza.
No logra descubrir cómo las cosas se fueron complicando. Ahora piensa todo, analiza todo, mide los pro y los contras y todo lo que podría pasar. Está esperando algo, pero ni siquiera es de las personas que sabe qué quiere. Por lo menos, todavía no hace listas.

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Escribir para salvarme a mi misma.