Mucha magia, muchas emociones, muchos sentimientos. Miedos que se fueron disipando con el pasar de las cosas. Dejarme ser, dejar pasar, sólo vivir, disfrutar, no pensar, no envidearme.
Por un tiempo fue ideal, llegó en el momento que era y me trajo la fuerza que necesitaba para caminar y volver a creer. Fue efímero, fugaz, repentino, eterno, único, soñado tan irreal que me permití soñarlo.
Como siempre llega la hora de despertarme y descubrir que aunque real es imposible y no sé hasta dónde llegar para hacerlo realidad.
La gran sombra de la cotidianidad empieza a arroparnos; mi vida transcurre entre levantarme y acostarme y siento que el aburrimiento y las dificultades de la distancia ya están rondándonos.
Es lindo, idealista y romántico pensar que nos hace falta el final feliz. Que como en toda historia, estamos en el momento en el que las dificultades parecen nublarlo. Pero realmente hay posibilidades de que algo pase, y aun así, ¿vale la pena seguir en un “algo” que no es nada, en un “estoy” vía mail o mensaje de texto, en un “beso” que no se siente, sólo se lee MUA?
miércoles, 14 de septiembre de 2011
martes, 21 de junio de 2011
Despedida
Su sonrisa me dejó entrar a un mundo que estaba cerrado. Él se protegía de los otros y por eso prefería evitarlos; su mundo es diferente, lo siente como nosotros no lo sentimos y por eso se sentía incomprendido, extraño, ajeno.
Creamos una conexión y su mirada me dijo que la puerta estaba abierta para mí, Descubrí que el mundo no es como nosotros lo vemos, tiene otros olores, otros sabores, otros colores y genera miles de sensaciones de las cuales no somos concientes.
Aprendí que se debe esperar porque él solo puede hacerlo; que puedo jugar con mi voz, con sus tonalidades y volúmenes para que otros se sientan más cómodos, que mis gestos dicen más que una palabra, no siempre necesitamos hablar para decir lo que sentimos, queremos o necesitamos.
Aprendí que jugando es la mejor forma para no dejar de sonreír, que el ritmo nos da vida, nos conecta y bailar es la mejor forma de sentir al otro.
Aprendí, disfrute, crecí y volví a ser niña. Me dí cuenta que debemos soñar con ser diferentes, que nada es imposible y que hay mucho más allá de las barreras de la “normalidad” que nos ciega y no nos deja ver que ¡lo mágico sí existe!
Creamos una conexión y su mirada me dijo que la puerta estaba abierta para mí, Descubrí que el mundo no es como nosotros lo vemos, tiene otros olores, otros sabores, otros colores y genera miles de sensaciones de las cuales no somos concientes.
Aprendí que se debe esperar porque él solo puede hacerlo; que puedo jugar con mi voz, con sus tonalidades y volúmenes para que otros se sientan más cómodos, que mis gestos dicen más que una palabra, no siempre necesitamos hablar para decir lo que sentimos, queremos o necesitamos.
Aprendí que jugando es la mejor forma para no dejar de sonreír, que el ritmo nos da vida, nos conecta y bailar es la mejor forma de sentir al otro.
Aprendí, disfrute, crecí y volví a ser niña. Me dí cuenta que debemos soñar con ser diferentes, que nada es imposible y que hay mucho más allá de las barreras de la “normalidad” que nos ciega y no nos deja ver que ¡lo mágico sí existe!
martes, 24 de mayo de 2011
Era una mujer relajada, fresca, que vivía el momento como iba llegando. No le tenía miedo a lo que iba a pasar. Vivía, dejaba vivir y las cosas pasaban sin llamarlas haciéndola reír o llorar pero sin rayes, sin días enteros de enredos en la cabeza.
No logra descubrir cómo las cosas se fueron complicando. Ahora piensa todo, analiza todo, mide los pro y los contras y todo lo que podría pasar. Está esperando algo, pero ni siquiera es de las personas que sabe qué quiere. Por lo menos, todavía no hace listas.
No logra descubrir cómo las cosas se fueron complicando. Ahora piensa todo, analiza todo, mide los pro y los contras y todo lo que podría pasar. Está esperando algo, pero ni siquiera es de las personas que sabe qué quiere. Por lo menos, todavía no hace listas.
sábado, 16 de abril de 2011
Hay días en los que solo escribiendo me puedo decidir
Últimamente me pregunto por la forma en la que nos relacionamos hombres y mujeres y la cantidad de códigos sociales que tenemos para actuar dependiendo de la situación.
Hay días en los que peleo especialmente con algunos de esos códigos. Aun así, es muy difícil salirme de la corriente y simplemente actuar desde lo que siento. Todavía no me he soltado de las cadenas de lo que esta “bien” o “mal” para la mayoría y en vez de hacer, me quedo pensando que pensaran los otros.
No creo que esté del todo mal, en el fondo nos formamos a partir de las relaciones que tenemos y construimos, y ser sin tener en cuenta lo que esta a nuestro alrededor no funcionaria.
El dilema que tengo esta especialmente relacionado con el asunto de salir con un hombre. Miles de protocolos sociales nos han indicado cómo es que comúnmente se hace. No solo las películas románticas (que me han envenenado la cabeza), sino también las expectativas de los amigos y familias, crean ciertos modelos y cuando las cosas no suceden así, nos vemos en problemas.
La otra noche vi a un hombre que me agrado, después de unos tragos me acerque a él, lo saque a bailar y terminamos bailando toda la noche. La noche estuvo muy bien, al final me llevo a mi casa y me pidió el teléfono. Hasta ahí todo iba bien, yo tuve la iniciativa inicial pero fue correspondida.
Días después lo agregue a Facebook y recibí mensaje de él. Esto me emociono muchísimo, al parecer el asunto podría trascender de una noche. Dijo que me llamaría en la semana, pero no volvió a aparecer.
De acuerdo a estos códigos sociales que les comento, yo debería dejar las cosas así. “Él es el que se lo pierde” “si no te llamo es por que no te conviene” etc. son los mensajes que he recibido. En la sociedad en la que vivo, los hombres son los de la iniciativa y si no la tienen de malas las mujeres.
En este punto entra mi pelea y dilema del momento, qué pasa si yo en cambio sentí que conocerlo podría ser interesante, si sentí que había química, y que ciertas mariposas se despertaron como antes no lo habían hecho. Qué hace que si la mujer es la que aparece sea una desesperada e intensa. Por qué no tenemos la oportunidad de conquistar a ese que nos gusto.
Me siento un poco atada y no veo muchas opciones, me pregunto qué pasaría si solo actuó, pensando menos. Probablemente me sentiría más yo, y a pesar de lo que suceda sentiré que no todo esta en sus manos, yo también puedo decidir.
Hay días en los que peleo especialmente con algunos de esos códigos. Aun así, es muy difícil salirme de la corriente y simplemente actuar desde lo que siento. Todavía no me he soltado de las cadenas de lo que esta “bien” o “mal” para la mayoría y en vez de hacer, me quedo pensando que pensaran los otros.
No creo que esté del todo mal, en el fondo nos formamos a partir de las relaciones que tenemos y construimos, y ser sin tener en cuenta lo que esta a nuestro alrededor no funcionaria.
El dilema que tengo esta especialmente relacionado con el asunto de salir con un hombre. Miles de protocolos sociales nos han indicado cómo es que comúnmente se hace. No solo las películas románticas (que me han envenenado la cabeza), sino también las expectativas de los amigos y familias, crean ciertos modelos y cuando las cosas no suceden así, nos vemos en problemas.
La otra noche vi a un hombre que me agrado, después de unos tragos me acerque a él, lo saque a bailar y terminamos bailando toda la noche. La noche estuvo muy bien, al final me llevo a mi casa y me pidió el teléfono. Hasta ahí todo iba bien, yo tuve la iniciativa inicial pero fue correspondida.
Días después lo agregue a Facebook y recibí mensaje de él. Esto me emociono muchísimo, al parecer el asunto podría trascender de una noche. Dijo que me llamaría en la semana, pero no volvió a aparecer.
De acuerdo a estos códigos sociales que les comento, yo debería dejar las cosas así. “Él es el que se lo pierde” “si no te llamo es por que no te conviene” etc. son los mensajes que he recibido. En la sociedad en la que vivo, los hombres son los de la iniciativa y si no la tienen de malas las mujeres.
En este punto entra mi pelea y dilema del momento, qué pasa si yo en cambio sentí que conocerlo podría ser interesante, si sentí que había química, y que ciertas mariposas se despertaron como antes no lo habían hecho. Qué hace que si la mujer es la que aparece sea una desesperada e intensa. Por qué no tenemos la oportunidad de conquistar a ese que nos gusto.
Me siento un poco atada y no veo muchas opciones, me pregunto qué pasaría si solo actuó, pensando menos. Probablemente me sentiría más yo, y a pesar de lo que suceda sentiré que no todo esta en sus manos, yo también puedo decidir.
lunes, 21 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
Bailar así esté sola en la pista.
A veces es difícil sonreírle a la vida. No todos los días nos levantamos con esa sensación -que sólo nosotros conocemos-en la que nos damos cuenta que un día de lluvia puede traer cosas buenas.
Desde que abrimos los ojos, las cosas están mal; hace mucho frío, el calentador no prende, la falda que se quería utilizar está en la lavandería, se hace tarde para ir a trabajar, el bus está muy lleno, hay trancón.... así podría enumerar todo lo malo que puede pasar. Nada de lo que sucede es positivo y el día a día se convierte en una suma de eventos grises que hacen que la vida se viva sin color.
Por estar tristes (o deprimidos sin irnos hasta el diagnóstico psiquiátrico) empezamos a vivir en una quejadera y con un desgano que hace imposible que cualquier impulso interno de sentirnos bien se haga realidad. Nos sentimos mal con nosotros y con otros, y aquellos que nos rodean solo ven una sombra de lo que somos. Somos tan difusos y confusos que ni saben como acercarse. Claro como todo es circular esto hace que sintamos que nos quedamos solos, incomprendidos y por tanto nos alejemos más.
Así empezó mi 2011, al mirar Enero y Febrero veo una madeja de lana enredada y de color oscuro. No se qué pasaba no hay una razón única para sentir que todo iba mal y que no me quería levantar de la cama. Pero Marzo se siente distinto. Y a eso voy.
De repente, empecé a sentir que levantarme tenía sentido. No se por qué pasa que al contrario que cuando ves todo negro, si uno se da cuenta que hay algo bueno, resulta que a pesar de lo malo SIEMPRE hay cosas por resaltar. Es entonces cuando me doy cuenta –sobre todo voy reafirmando- que solo de uno depende con qué lentes se va a vivir la vida.
El frío se convierte en la excusa para usar el abrigo que se compró en Londres, el trancón en un momento para pensar y caminar bajo la lluvia es la excusa perfecta para volver a saltar charcos. Resulta que la gente te vuelve a mirar y te acuerdas de las personas que hace mucho no contactabas y que al llamar te hablan con sonrisas. Se vuelve a soñar en las noches y muchas ideas nuevas y creativas llenan la cabeza. En marzo la gente me parece más querida, he visto más personas preocupadas por la cultura ciudadana, he descubierto nueva música y visto muchas películas.
No podría decir que no van a haber más momentos oscuros, esos llegan cada tanto y hoy veo que también traen cosas buenas. Pero si sólo de mí dependiera, preferiría seguir viendo la vida de colores, sin encontrar problemas en todo lo que me sucede, encontrando soluciones. No quiero caer en el negativismo que a veces me rodea, no quiero pelear y estresarme por las pequeñas cotidianidades. Quiero sonreír al oír una canción, llorar de la emoción por un reencuentro, jugar como si todavía fuera una niña, bailar así esté sola en la pista.
Desde que abrimos los ojos, las cosas están mal; hace mucho frío, el calentador no prende, la falda que se quería utilizar está en la lavandería, se hace tarde para ir a trabajar, el bus está muy lleno, hay trancón.... así podría enumerar todo lo malo que puede pasar. Nada de lo que sucede es positivo y el día a día se convierte en una suma de eventos grises que hacen que la vida se viva sin color.
Por estar tristes (o deprimidos sin irnos hasta el diagnóstico psiquiátrico) empezamos a vivir en una quejadera y con un desgano que hace imposible que cualquier impulso interno de sentirnos bien se haga realidad. Nos sentimos mal con nosotros y con otros, y aquellos que nos rodean solo ven una sombra de lo que somos. Somos tan difusos y confusos que ni saben como acercarse. Claro como todo es circular esto hace que sintamos que nos quedamos solos, incomprendidos y por tanto nos alejemos más.
Así empezó mi 2011, al mirar Enero y Febrero veo una madeja de lana enredada y de color oscuro. No se qué pasaba no hay una razón única para sentir que todo iba mal y que no me quería levantar de la cama. Pero Marzo se siente distinto. Y a eso voy.
De repente, empecé a sentir que levantarme tenía sentido. No se por qué pasa que al contrario que cuando ves todo negro, si uno se da cuenta que hay algo bueno, resulta que a pesar de lo malo SIEMPRE hay cosas por resaltar. Es entonces cuando me doy cuenta –sobre todo voy reafirmando- que solo de uno depende con qué lentes se va a vivir la vida.
El frío se convierte en la excusa para usar el abrigo que se compró en Londres, el trancón en un momento para pensar y caminar bajo la lluvia es la excusa perfecta para volver a saltar charcos. Resulta que la gente te vuelve a mirar y te acuerdas de las personas que hace mucho no contactabas y que al llamar te hablan con sonrisas. Se vuelve a soñar en las noches y muchas ideas nuevas y creativas llenan la cabeza. En marzo la gente me parece más querida, he visto más personas preocupadas por la cultura ciudadana, he descubierto nueva música y visto muchas películas.
No podría decir que no van a haber más momentos oscuros, esos llegan cada tanto y hoy veo que también traen cosas buenas. Pero si sólo de mí dependiera, preferiría seguir viendo la vida de colores, sin encontrar problemas en todo lo que me sucede, encontrando soluciones. No quiero caer en el negativismo que a veces me rodea, no quiero pelear y estresarme por las pequeñas cotidianidades. Quiero sonreír al oír una canción, llorar de la emoción por un reencuentro, jugar como si todavía fuera una niña, bailar así esté sola en la pista.
jueves, 3 de marzo de 2011
Ella
En una tarde de lluvia, mientras los últimos rayos del sol chocaban sobre los ladrillos anaranjados, una mezcla de olores y colores hacían que fuera una tarde única. No le importaba mojarse, caminaba con la certeza de que empezaba algo nuevo. Un ciclo comenzaba y ella estaba preparada para vivir cada día como si fuera el único, quería disfrutar con lo mucho o lo poco que le trajera el día a día. Tras una etapa en arenas movedizas, en la cual no sabia hacia donde dirigirse, el cielo empezaba a aclarar; ahora tenía la sensación de que todo iba a salir bien.
Salir de la universidad, empezar formalmente la vida de adulto, no le habían dado duro en el momento del cambio. Fue al cambiar de década, de edad que de repente todo pareció desmoronarse, Sintió que estaba en un túnel largo del que era difícil salir. No sabia si era seguro seguir por ese camino, tenía miedo pues sabia que al salir las cosas iban a cambiar y no creía estar preparada para el cambio.
En esa tarde de lluvia, sentía que sus miedos caían con el agua que goteaba desde su pelo. Aunque no tenía ninguna certeza y no había muchas cosas claras, la invadían miles de colores que la llenaban de felicidad. Ella estaba preparada para afrontar lo que llegara y dejar atrás miles de fantasmas que la atormentaban para continuar con ella y con su sombra.
Salir de la universidad, empezar formalmente la vida de adulto, no le habían dado duro en el momento del cambio. Fue al cambiar de década, de edad que de repente todo pareció desmoronarse, Sintió que estaba en un túnel largo del que era difícil salir. No sabia si era seguro seguir por ese camino, tenía miedo pues sabia que al salir las cosas iban a cambiar y no creía estar preparada para el cambio.
En esa tarde de lluvia, sentía que sus miedos caían con el agua que goteaba desde su pelo. Aunque no tenía ninguna certeza y no había muchas cosas claras, la invadían miles de colores que la llenaban de felicidad. Ella estaba preparada para afrontar lo que llegara y dejar atrás miles de fantasmas que la atormentaban para continuar con ella y con su sombra.
domingo, 6 de febrero de 2011
Al montar en bus.
Alguna vez me escribieron en un marca libros.
Intromisión:Tal vez no la pueda ver después, y solo a manera de piropo de buseta, fue un placer encontrármela en las mañanas que pude…
Por ser tan churra como desconocida, una buena mañana.
Enrique.
Intromisión:Tal vez no la pueda ver después, y solo a manera de piropo de buseta, fue un placer encontrármela en las mañanas que pude…
Por ser tan churra como desconocida, una buena mañana.
Enrique.
jueves, 3 de febrero de 2011
A los 25...
A los 25 quiero dejar de ser tan ingenua, tener un poco más de malicia.
A los 25 quiero dedicarme a mi, y recuperar algunos momentos conmigo.
A los 25 quiero pasear más por mi país.
A los 25 quiero no dar “siempre” otra oportunidad.
A los 25 quiero ser más flaca.
A los 25 quiero seguir disfrutando con mis amigas de fiesta.
A los 25 quiero ir más a cine.
A los 25 quiero ir más a teatro.
A los 25 quiero ser más competitiva.
A los 25 quiero arriesgarme a decir lo que pienso (sobretodo las cosas malas)
A los 25 quiero seguir sonriendo la mayor parte del día.
A los 25 quiero seguir viendo la vida de muchos colores.
A los 25 quiero envidearme menos.
A los 25 quiero cerrar mejor los ciclos (mejor dicho cerrarlos).
A los 25 quiero cocinar más.
A los 25 quiero recorrer Bogotá en bicicleta.
A los 25 quiero empezar nuevos proyectos.
A los 25 quiero ir a esquiar más.
A los 25 quiero seguir aprendiendo de mi carrera.
A los 25 quiero descubrir mucha música nueva.
A los 25 quiero leer, seguir leyendo.
A los 25 quiero dejar ir (con mayor facilidad) lo que no me hace tanto bien.
A los 25 quiero aprender de arteterapia.
A los 25 quiero arruncharme con alguien a peliculiar.
A los 25 quiero cumplir todas las cosas que quiero.
A los 25 quiero dedicarme a mi, y recuperar algunos momentos conmigo.
A los 25 quiero pasear más por mi país.
A los 25 quiero no dar “siempre” otra oportunidad.
A los 25 quiero ser más flaca.
A los 25 quiero seguir disfrutando con mis amigas de fiesta.
A los 25 quiero ir más a cine.
A los 25 quiero ir más a teatro.
A los 25 quiero ser más competitiva.
A los 25 quiero arriesgarme a decir lo que pienso (sobretodo las cosas malas)
A los 25 quiero seguir sonriendo la mayor parte del día.
A los 25 quiero seguir viendo la vida de muchos colores.
A los 25 quiero envidearme menos.
A los 25 quiero cerrar mejor los ciclos (mejor dicho cerrarlos).
A los 25 quiero cocinar más.
A los 25 quiero recorrer Bogotá en bicicleta.
A los 25 quiero empezar nuevos proyectos.
A los 25 quiero ir a esquiar más.
A los 25 quiero seguir aprendiendo de mi carrera.
A los 25 quiero descubrir mucha música nueva.
A los 25 quiero leer, seguir leyendo.
A los 25 quiero dejar ir (con mayor facilidad) lo que no me hace tanto bien.
A los 25 quiero aprender de arteterapia.
A los 25 quiero arruncharme con alguien a peliculiar.
A los 25 quiero cumplir todas las cosas que quiero.
domingo, 16 de enero de 2011
Anoche Soñé
Anoche soñé que podía decirte todo lo que había dejado de decir. Me levante con la extraña pero satisfactoria sensación de que realmente había hablado contigo. Todo acabo hace mucho y realmente no era ni es trascendente hablar de lo que paso. Pero esa espinita que quedo, eso que me molesto, que no me gusto, te lo pude decir anoche al encontrarme contigo en mis sueños. Siento que era lo necesario para ponerle el punto final y definitivo a una etapa absolutamente feliz, que ya se acabo.
lunes, 10 de enero de 2011
lunes, 3 de enero de 2011
De cómo las cosas cambian en un día –o de un año para otro.
Estaba estancada ahí, no había podido moverme aunque miles de veces quise- y otras no. Estaba en un “solo sé que nada sé” que era cómodo. No decidía, pasaban cosas que ni quitaban ni ponían.
Tenía miedo de empezar el año en esa tónica, pero parecía que todo me llevaba hacía allá. Estaba resignada a que no podía olvidarlo, pero tampoco conquistarlo. Solo se pintaba un cielo nublado y confuso para iniciar el año.
Pero las cosas pueden cambiar en una noche, o mejor dicho pueden cambiar de un año para otro. No ha pasado nada y no sé si pase, pero algo cambio, la veleta se mueve hacía otro lado, los vientos empiezan a cambiar y el cielo se despeja.
Sentí, volví sentir. De nuevo esas mariposas volvieron a aletear sus alas y eso indica que este año empieza a cumplir los deseos que le mande a las estrellas.
Sisga 1-1-11
Solsticio de Invierno
Aunque no soy una experta en términos de energías y alineaciones, de hecho conozco poco sobre esta temática, sí creo que hay días en los que las cosas fluyen de maneras positiva o negativa y que esto tiene que ver con ciertas conexiones que nosotros tenemos con lo que nos rodea; la tierra y el espacio tiene un papel importante en nuestras vidas. Es de mi preferencia el asunto espacial y la conexión que hay con la noche, la luna y los millones de estrellas que crean figuras en el cielo.
Probablemente no sean más que sugestiones mías que de tanto contar ya me creo, pero hoy es de esos días en los que siento que hay una energía que me rodea, una energía de colores vivos, que trajo muy buenas cosas y que me señala las muchas otras cosas buenas que vienen.
Para complementar el cuadro y hacer mi día más interesante, hoy es el solsticio de invierno, la noche más larga del año, el momento en el que el sol está más lejos de nosotros. Tradicionalmente esta fecha ha significado para muchas culturas un momento de re-inicio y de ahí me cojo para re-pensar mi día.
Tenía la idea de cerrar un ciclo, de poner mi cabeza en orden y darme la oportunidad de finalizar eso que tanto he querido acabar pero no he podido. Quería ordenar para así sacar aquellas cosas que aunque uno quiere mucho sabe que ya no deben estar ahí. Soy muy buena para planear en mi mente los pasos que debo seguir para lograr lo que quiero y hoy tenía muy claro cómo debía hacer las cosas. Pero como nada sale como uno ha pensado, los debías se quedaron en eso.
Y en este punto vuelvo al tema del solsticio de invierno y la alineación planetaria que me esta rodeando. Hoy me sorprendió y de repente me di cuenta que “esta situación” está más allá de mi control, que seguirá siendo tan incomprensible como lo ha sido, que todavía no ha llegado a su final, porque entre otras yo no quiero cerrarlo y que sí creo en la simbología del día, más bien es un re-inicio. De pronto no a lo que yo quiero, pero si a lo que está destinado a ser.
Y sólo me queda una pregunta dentro de mi racionalidad (esa que a veces me hace no creer del todo en lo que esta destinado) ¿Hay algo que yo pueda hacer para facilitarle el camino a La Moira, o por lo menos para ayudarla? ¿O será que preferiblemente debo dejar de planear en mi mente y solo dejarlo ser? (cómo me cuesta hacerlo ¡y es tan fácil de escribirlo!)

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